“El estudio, la contemplación de la naturaleza
es el natural alimento de la inteligencia y del corazón.” Cicerón.
Toda vanguardia por sí misma es una
manifestación de protesta a su medio. Y si bien no podemos ver a la
posmodernidad como una ‘vanguardia’; se sitúa como un periodo de vanguardias,
de cambios y de revolución de las ideas. Toda revolución surge ante el inconformiso y
juzga las condiciones de su época como ‘antinaturales’, busca cambiarlas… darle
naturalidad a su época.
En esta frase de Cicerón se aprecia la relación
entre las ideas y la naturaleza. Pues se dice que ‘El hombre es un ser
racional’ y que eso es lo que nos diferencia de los animales, luego el pensar y
el sentir nos es natural.
Partiendo de estos presupuestos: El retorno a la
naturalidad en el caso de la posmodernidad y lo que le es natural al hombre,
surge la pregunta ¿Cómo ha desarrollado la posmodernidad esté retorno frente al
concepto que posee el hombre de su naturalidad?
Como ya lo plantea Kenneth J. Gergen en el texto
‘El Yo Saturado’, el cambio en el concepto del Yo y el cambio en la concepción
del romanticismo al modernismo pareciesen ser los objetivos de transformación
cruciales en el posmodernismo. El Yo ya no se siente natural y necesita
transformarse, derrumbar lo que antes creía como cierto y natural. El hombre
vivía hasta ese momento en hogares cálidos de madera: padre, madre y múltiples
hijos. El hombre vivía para trabajar y la mujer para edificar la familia. El
hombre habitaba en la cadena amor, familia y religión. Con el posmodernismo
viene la oportunidad del hombre de lograr lo que siempre había soñado, ser
libre y abrirse a un mundo que se abría a él.
Sin embargo el ritmo con el que el mundo se
abría ante el hombre era mayor del que el hombre podía asumir. El hombre se
saturó y ha venido con ello la revolución de la revolución, en la revolución.
Es decir un hombre que buscando naturalidad perdió el norte de lo importante y
debe retornar a lo simple y lo esencial: a lo natural. Sin embargo al abrirse
el mundo, también lo hicieron los hombres: y conocimos al Otro, y ese otro
tenía un bagaje de manías, disciplinas, formas, colores, ideas, opiniones,
léxico y demás que le era natural. Luego lo natural se tornó al acomodo de cada
ser ‘Lo que se le es natural a cada individuo’, esto quizás como fruto en la
búsqueda del Yo. ‘Si algo te incomoda hazlo natural’.
Michael Maffesoli menciona la “conocida fórmula:
culturización de la naturaleza, naturalización de la cultura.” En su ensayo: La
socialidad en la Posmodernidad. Como la
estrategia del ‘hombre posmoderno’ para retornar y equilibrarse en lo natural,
ligando su entorno social al entorno natural. Un ejemplo más concreto de como
el Yo saturado se afecta y busca esta relación cultura-naturaleza es el hombre
ataviado de múltiples compromisos sociales: familia, trabajo, educación,
amigos, compañeros, formalismos, revoluciones. Este hombre no sabe si vive o no
pues su vida esta rítmicamente organizada e incrustada en el mundo abierto, en
la sociedad transparente que brillantemente describe Gianni Vattimo,
precisamente en su ensayo “Posmodernidad: ¿Una sociedad Transparente?”. Solo
cuando vuelve a la naturaleza se reencuentra en lo que le es natural, denota lo
que le hace humano y que está de hecho vivo. Quizá por ello, usemos tanto la
expresión ‘Cambiar de aire’.
En resumen la posmodernidad ha llevado al hombre
a una nueva naturalidad, naturalidad que el hombre ha tenido que replantear,
partiendo de las herramientas que la misma posmodernidad le ha brindado. Para
llegar a una naturalidad construida con la acción natural de contemplar la
naturaleza, porque después de todo “…la
contemplación de la naturaleza es el natural alimento de la inteligencia y del
corazón”. Cambiemos de aire.
No hay comentarios:
Publicar un comentario