De la Casa

Según el diccionario de la real academia Española el término “Casa” se acuña al edifico destinado a habitar. Y el habitar es el vivir, el morar. Luego la casa como la entendemos en nuestro común imaginario difiere bastante de este concepto; pues la casa como edificio para vivir y morar puede ser cualquier rincón del mundo. Hay quienes moran bajo puentes, en hoteles, en sus camiones, en parques… en donde el sueño les llegue. Luego hay una estrecha relación entre el dormir y el vivir, el morar. Se pueden rondar durante la mayor parte del día en un sin número de lugares; pero al final de la jornada se llega a un punto en común, donde se descansa y se duerme, ¿la casa quizás?

En nuestras ‘típicas’ casas los rituales de comer, bañarse, dormir, descansar y entretenerse son comunes; como lo podemos apreciar en el libro “Especies de Espacios” en el capítulo sobre el apartamento se ilustra cómo cada parte del mismo torna su importancia y nombre a partir de su función. Pero ¿qué pasa con las casa ‘atípicas’?

Caso 1:

Zutanito, es un vagabundo de la ciudad de Bucaramanga (Aclaración: No bebe, no mete bóxer, no se droga)  no tiene familia, mendiga desde los 12 años y su día empieza en el romboide de San francisco; donde duerme todas las noches. Se despierta y empieza su deambular a lo que él considera su labor mendiga en las mañanas, va a un restaurante de obreros de calzado donde le regalan el almuerzo, en las tardes busca cartón que vende en el parque Antonia santos.

Caso 2:

Pepito, es un conductor de camión, sus viajes duran alrededor de 22 horas, va de una ciudad a otra llevando mercancía y estos viajes los hace solo. Su ruta es la misma; Bucaramanga-Santa Martha. Pepito se acostumbró a no desayunar, almuerza en sitios específicos de costumbre y cena algo que haya comprado en la última estación de servicio. Las gasolineras se convirtieron en su ‘super-market’. Duerme en la parte trasera de su camión orillándolo en un punto de confianza que tiene en su ruta. Su principal entretenimiento es la música y la radio. Sus ‘vecinos’ son sus compañeros de ruta.